En pocas palabras ¿Cómo te defines?

Mi nombre es Alba, soy gallega, y cuando tengo que presentarme pienso más en cómo me gusta ser. Curiosa, discreta, amigable, inquieta, atrevida, empática, comunicativa, comprensiva, cuidadora… Dejo que las personas que me conocen confirmen o desmientan (risas).   

¿Cuál fue tu primer contacto con la asociación?

Conocí a la asociación en un momento de cambio de rumbo en mi vida: me apetecía estar más cerca de casa –en aquel momento vivía en Francia- y me había lanzado a ese delicado y, a veces, frustrante camino que es la búsqueda de empleo. 

¿Qué rol tienes en la asociación y qué tareas realizas?

Formo parte del Departamento de Comunicación y, por ello, mis funciones se enfocan al ámbito comunicativo en cualquiera de sus formas. Gestiono la comunicación con los medios, grabo y edito material audiovisual, imparto talleres sobre fotografía y radio, llevo en las ondas el programa de radio Onda Color y coordino las redes sociales, entre otras tareas.

¿Cómo es un día “normal” en la Asociación?

 

Es difícil definir un día “normal” en la asociación, porque, afortunadamente, mi trabajo es bastante dinámico, alejado de la monotonía. Hay días en los que mi jornada se desarrolla en la calle, en los barrios, y otros, en los que transcurre más de puertas adentro. Sin embargo, y a pesar de que yo no me encargo de ejecutar proyectos concretos, mi mesa se encuentra en primera línea y eso me permite estar siempre en contacto con todas las personas que cruzan la puerta: usuarias, periodistas, instituciones, etc. En líneas generales, organizo mis jornadas en función de las  prioridades y urgencias que surjan a última hora.

Intento trabajar simultáneamente en tareas diferentes, para avanzar poquito a poco, pero sin que ninguna quede desatendida.

¿Ya habíais trabajado previamente esta temática o en un proyecto similar?

Lo cierto es que tenía experiencia y formación en comunicación y en migraciones, y aunque alguna vez había tenido la oportunidad de fusionarlas, nunca había podido hacerlo tan directamente y en profundidad. Como periodista había realizado reportajes puntuales sobre inmigración y había trabajado en el mundo de la edición en la Revue Européenne des Migrations Internationales. También había profundizado en esta temática desde el campo académico y asociativo. Antes de formar parte de la asociación me encargaba de parte de la comunicación de la Rede Galega de Apoio ás Persoas Refuxiadas, como voluntaria.   

¿Qué novedades aporta tu paso por la asociación en tu experiencia?

La principal novedad es precisamente poder integrar los dos pilares principales de mi formación en uno solo y desde un ámbito que me apasiona: el asociativo.

¿Qué es lo que más valoras de tu espacio de trabajo?

 

Valoro enormemente las relaciones que se construyen con todas las personas que formamos parte de la asociación: tanto con mis compañeras de trabajo como con aquellas con las que colaboramos. Son ellas las que me permiten aprender cosas nuevas cada día. Creo, además, que la única manera de entender el mundo es viviendo en la realidad, viviéndolo. Y eso, para mí, no puede hacerse si no es pisando las calles, paseando por las plazas, en las que se alberga la cotidianeidad de las personas, sus dudas y en sus circunstancias.