Entrevista

En pocas palabras, ¿cómo te defines?

Mi nombre es Irene, tengo 29 años y soy periodista. Soy de Málaga, pero he vuelto a mi ciudad recientemente para incorporarme al equipo de la Asociación Marroquí. Estuve cerca de cuatro años trabajando en distintos periódicos de Melilla, donde tuve ocasión de conocer de cerca las distintas realidades que tienen lugar en la Frontera Sur. 

Me considero una persona cercana, empática y amable. Me gusta mucho trabajar en contacto con la gente. Lo que más me apasiona del periodismo y la comunicación es su vertiente social: su capacidad de empoderar a los demás y de denunciar y visibilizar situaciones de vulnerabilidad. 

Por lo general, intento aprovechar mi tiempo libre junto a mi familia y amigos. Es lo que más feliz me hace. Y si es viajando y conociendo lugares, pues mejor todavía. 

 

¿Cuál fue tu primer contacto con la asociación?

Mi primer contacto con la Asociación Marroquí tuvo lugar a través de las noticias. Hace años leí una noticia en la que se informaba de que la entidad se enfrentaba a una multa por el mural que hay pintado el edificio de la sede. Recuerdo que me enfadó bastante y que compartí la noticia en redes sociales. 

Cuando terminé mi anterior trabajo empecé a pensar en la posibilidad de estar vinculada laboralmente al ámbito asociativo, sobre todo con entidades que trabajasen con personas inmigrantes, refugiados, menores migrantes o extutelados. He escrito mucho sobre estos colectivos y desde hacía tiempo sentía la necesidad de dar un paso más. Por eso, no dudé en mandar mi currículum a la Asociación Marroquí cuando encontré en su página de Facebook la oferta de trabajo.

 

¿Qué rol tienes en la asociación y qué tareas realizas?

Me encargo de todo lo que tiene que ver con la comunicación: comunicados de prensa, redes sociales, fotografías, contacto con los medios, cobertura de eventos... Lo más bonito de este trabajo es, sin duda, el contacto con los usuarios y las usuarias, ya que es esencial dar a conocer sus realidades y para ello es necesario saber quiénes son, cuáles son sus inquietudes y sus sueños de futuro.

 

¿Cómo es un día “normal” en la Asociación?

La asociación tiene un ritmo casi frenético algunos días porque lleva a cabo varios proyectos de forma simultánea. Sin embargo, se respira muy buen ambiente, tanto entre compañeros como con las personas usuarias. Es bastante bonito porque se ha convertido en un espacio de convivencia, es una segunda casa para muchas personas. Hay un gran trasiego de usuarios que entran y salen con total confianza, que vienen a recibir talleres, a solicitar información o, simplemente, para saludar a las personas que estamos aquí trabajando. 

 

¿Ya habíais trabajado previamente esta temática o en un proyecto similar?

He trabajado mucho con los distintos perfiles que hay detrás de la inmigración, pero siempre desde el mundo del periodismo. He tenido la ocasión de escribir mucho sobre menores que migran solos, sobre jóvenes extutelados, personas inmigrantes, refugiados... Pero esta es la primera vez que tengo la oportunidad de trabajar con este colectivo desde dentro de una asociación.

 

¿Qué novedades aporta tu paso por la asociación en tu experiencia?

Me aporta muchas novedades. Aunque he tenido mucho contacto con asociaciones, es la primera vez que trabajo desde dentro de una de ellas. Estoy teniendo la oportunidad de ver cómo es el día a día en la organización, de comprobar cómo trabajan codo a codo con las personas usuarias, además de continuar con mi carrera desde el ámbito de la comunicación social.

 

¿Qué es lo que más valoras de tu espacio de trabajo?

Lo que más valoro de mi trabajo es la ilusión con la que desempeñamos nuestra labor todas las personas que formamos parte del equipo de la Asociación Marroquí y los lazos que se crean con las personas que son usuarias. Es muy bonito porque trabajamos de forma motivada, con el propósito común de lograr la integración de las personas inmigrantes que se acercan día a día a la sede.