Entrevista

En pocas palabras, ¿cómo te defines?

Principalmente, como alguien con una inmensa curiosidad e inquietud por el mundo que nos rodea. Desde muy joven me ha costado permanecer mucho tiempo en el mismo punto y siempre he tenido ansia por moverme, conocer nuevas realidades, diferentes puntos de vista y distintas formas de vivir la cotidianidad. Siempre he tenido gran interés por la sociedad, la política y el poder y, en tono de broma, podría decirse que miro a las personas como el niño que observa hormigas con una lupa mientras aquellas trabajan.

¿Cuál fue tu primer contacto con la asociación? 

Todo empezó con una pequeña reflexión sobre la forma de ser que tenemos en Europa. Creo que con el paso del tiempo nos hemos visto abocados a un individualismo que, poco a poco, se vuelve destructivo: no sabemos ver más allá de nosotros mismos. No miramos a la comunidad, y eso nos provoca una angustia cuyo origen difícilmente somos capaces de percibir. Puede que me equivoque, pero así lo sentía y decidí dar un primer paso y dejar de centrarme en mí, para centrarme en la comunidad y así contacté con la asociación. Desde el principio se me incluyó en las actividades y se me trató con gran familiaridad, lo cual aprecié mucho. La atmósfera de la asociación está llena de entusiasmo y buenas intenciones y quise formar parte de ello.

¿Qué rol tienes en la asociación y qué tareas realizas? 

No me he centrado en una sola actividad, me gusta estar en varias cosas al mismo tiempo y ser un apoyo donde se me necesite. Mi rol principal se basa en impartir clases de español a extranjeros de diferentes niveles, una tarea bastante gratificante, sobre todo cuando empiezas  a ver el esfuerzo, los resultados y la gratitud de los alumnos. También colaboro en la preparación de talleres con jóvenes locales en institutos y colegios y en las clases de apoyo escolar a niños.

¿Cómo es un día “normal” en la Asociación?

No hay un día normal en la asociación, la actividad es frenética y su naturaleza flexible les permite adaptarse a las necesidades del público. Dada la esencia social de su labor, hay situaciones duras y es necesario tener paciencia y lidiar con situaciones frustantes como, por 

 

ejemplo, conocer el duro día a día de personas que afrontan la exclusión social y la falta de oportunidades día tras día; a pesar de ello, somos optimistas y conscientes de ofrecer el máximo esfuerzo en todo lo que se nos exige.

¿Ya habíais trabajado previamente esta temática o en un proyecto similar?

Sí. Estuve un año viviendo en Atenas y colaboré con varias organizaciones cuyo público objetivo eran familias de desplazados provenientes de países pobres (más que pobres, explotados por la hegemonía occidental) o azotados por la guerra. Trabajé en un un hotel que actuaba como "shelter" para las familias y trataba de ser un apoyo principalmente a través del acompañamiento a menores, excursiones o actividades. No quería ser un trabajador, quería ser un amigo, alguien cercano y de confianza con quien contar y así hice, aunque me labrara algunos "problemillas" con la organización. También tuve la suerte de colaborar en el "Hotel city plaza" una organización independiente y autogestionada por las mismas familias. Esta forma de colaboración permitió crear una verdadera piña, una comunidad que trascendía fronteras, nacionalidades y orígenes.

¿Qué novedades aporta tu paso por la asociación en tu experiencia?

En principio estoy tocando asuntos que ya había tocado anteriormente, pero el trabajo en la asociación me ha permitido mejorar tales competencias y darme cuenta de puntos por mejorar: Cómo ser más efectivo en las clases de español, cómo llegar a los niños de forma más rápida y sencilla, nuevas temáticas a incluir en los talleres y conferencias y por supuesto, identificar nuevas necesidades en la comunidad.

¿Qué es lo que más valoras de tu espacio de trabajo?

 

Lo principal es el buen ambiente, el compañerismo cuando el ambiente de trabajo es sólido y bien formado, la flexibilidad y la libertad para organizar tu trabajo de forma que, si tienes la motivación necesaria. Incluso si a veces las cosas no salen del todo bien, mis compañeros son tolerantes y me animan a seguir la próxima vez, así, a pesar de la responsabilidad que te es conferida, la presión no llega  a desbordarte y la motivación sigue siendo siempre más fuerte que las frustraciones.