Entrevista

En pocas palabras, ¿cómo te definirías?

Me considero una persona responsable, trabajadora y me gusta mucho el trabajo social y estar en contacto con gente, conocer sus necesidades, inquietudes, preocupaciones... e intentar ayudar a resolver los problemas, en la medida de lo posible. Además, me encanta aprender de los demás: siempre hay cosas nuevas que descubrir y aprender. Por otra parte, comparto todo lo que sé que pueda ser útil o de interés para los demás.

 

 

¿Cuál fue tu primer contacto con la asociación?

Mi primer contacto con la Asociación Marroquí fue a través de una amiga que trabaja en los servicios sociales de Armilla. Ella fue quien pasó mi número de teléfono a Inma, que trabaja para la organización. Entonces recibí una llamada telefónica de Ahmed Kalifa, que me hizo unas cuantas preguntas a modo de entrevista previa. Más tarde, tuve la oportunidad de incorporarme a la Asociación Marroquí en la delegación de Granada, donde estoy con mi compañera Inma.

 

¿Qué rol tienes en la asociación y qué tareas realizas?

Soy educadora de integración social y llevo a cabo proyectos, como 'Empoderándolas' o 'Nosotras'. Son proyectos pequeños pero que incluyen muchísimos talleres y cursos, y van dirigidos principalmente a las mujeres, quienes reciben asesoramiento e información que pueda ser de utilidad, además de hacerlas partícipes del mundo laboral. También trabajamos mucho el tema de la búsqueda de empleo. Ayudamos en la elaboración del currículum de mujeres que no tienen muchos conocimientos sobre cómo hacerlos, o les informamos sobre cómo darse de alta en la seguridad social como demandante de empleos.

La principal actividad que yo desempeño y que creo que tiene mucha importancia es la de impartir clases de español a personas inmigrantes que no hablan el idioma. Es primordial que formemos a la población extranjera porque, si no consiguen un nivel básico para comunicarse, es muy difícil que se llegue a lograr su verdadera inclusión e integración en la sociedad. Estos talleres y cursos contribuyen a enriquecer y consolidar el nivel formativo de nuestros usuarios.

 

¿Cómo es un día normal en la Asociación Marroquí?

De lunes a jueves, mi día siempre empieza con las clases de español. Algunos días se dan en Armilla y otros en el barrio de Zaidín, en horario de 10:00 a 13:30 horas. Después de las clases, me quedo en la sede para recibir a todas las personas que vienen a informarse sobre nuestras actividades y quieren inscribirse en alguna de ellas. Atiendo sobre todo a personas senegalesas y marroquíes que quieren apuntarse a clases de castellano. También dedico tiempo a preparar el material de las lecciones y a programar los distintos talleres.

 

A veces también acompaño a usuarios que necesitan ayuda con la traducción o en sus gestiones. Sobre todo, a quienes acaban de llegar a la zona y no saben dónde están los establecimientos o las administraciones. 

De vez en cuando tengo reuniones en los servicios sociales de Armilla para coordinar talleres con algunos de los departamentos del Ayuntamiento. Por otro lado, me suele llamar la jefa de estudios del IES Alhambra para que le ayude con la interpretación o mediación con familias marroquís de la zona del Zaidín.

En resumen, en función del día tengo unas tareas u otras, y algunas jornadas son más activas que otras, en función de las situaciones que se vayan presentando. 

 

¿Ya habíais trabajado previamente esta temática o en un proyecto similar?

Sí, he trabajado como educadora social y maestra de español para principiantes en distintas asociaciones marroquíes. Colaboraba en las campañas de alfabetización y absentismo escolar en zonas precarias y marginadas de Marruecos.  

 

¿Qué novedades aporta tu paso por la asociación en tu experiencia? 

Más que novedad, destacaría la responsabilidad y el compromiso. El trabajo social que llevamos a cabo requiere de disciplina. Representamos la esperanza y el refugio de muchas personas: somos el lugar que les acoge, donde se les contesta a muchas de sus preguntas y dudas, a sus miedos e inquietudes. Esto es algo que requiere más implicación, atención y compromiso de nuestra parte.

Hay que ponerse en la piel de quienes vienen a la asociación y no considerar que es solo un trabajo, también es un deber.

 

¿Qué es lo que más valoras de tu espacio de trabajo? 

Lo que más valoro es estar cerca de las personas necesitadas de ayuda, sea de la índole que sea, para poder satisfacer sus necesidades básica. Es muy gratificante comprobar cómo avanzan y ver su interés en aprender y beneficiarse de lo que les estoy ofreciendo. Es algo que me motiva día a día.

Trabajamos en un ambiente en el que fomentamos que los usuarios sean partícipes en sus propias actividades, que sean quienes elijan el debate que les atrae para trabajar en temas que les interese. Esta es una parte de mi trabajo que me gusta mucho.

Lo que veo es que mis alumnos se sienten identificados con lo que hacemos desde la Asociación Marroquí. No sólo son meros receptores de lo que yo propongo. Además, valoro muchísimo la actitud de colaboración que hay por parte de algunas entidades del pueblo de Armilla. En algunas ocasiones me han ayudado dándome alimentos para personas necesitadas que visitan nuestra asociación.