Entrevista 

En pocas palabras ¿Cómo te defines?

Mi nombre es María Crecente y nací una madrugada del septiembre de 1988 en Lugo, Galicia. Después del transcurso de una bonita y feliz infancia me licencié en Psicología en Salamanca y, como para toda joven de bien, comenzaron mis andaduras por la vida adulta, caracterizada por mares de dudas existenciales e infinitas, pero remotas posibilidades laborales. Finalmente la vida me ha traído hacia el mundo de la cooperación internacional y de la acción social de manera que también estoy en posesión de dos títulos de máster, uno en cooperación internacional y ayuda humanitaria y, el otro, en estudios de género.

En esta línea de evolución profesional me gusta definirme como una persona que se sitúa en una comunidad transfronteriza, de identidades locales y saberes globales que, a través de las gafas moradas del feminismo, quizás nos permitan imaginar y crear realidades que tengan como pilar fundamental la justicia social.

¿Cuál fue tu primer contacto con la Asociación?

Cuando yo conocí a la Asociación Marroquí estaba residiendo en Bruselas y, precisamente, estaba buscando oportunidades laborales que me pudieran devolver a España. Apareció una oferta de trabajo de la Asociación a la que no dudé en aplicar y bueno... ¡aquí estamos!

¿Qué rol tienes en la asociación y qué tareas realizas?

Mi rol dentro de la Asociación Marroquí es el de técnica de proyectos de manera que formo parte del equipo de diseño, seguimiento y evaluación de proyectos. Esto quiere decir que yo no trabajo en ningún proyecto específico sino que  hago el seguimiento de todos a nivel técnico. De una manera sencilla, mis tareas consisten en diseñar proyectos de acuerdo a las necesidades de los contextos en los que trabajamos y las normas marcadas desde las administraciones públicas para conseguir la financiación adecuada para la ejecución de los mismos. También en realizar el seguimiento de los proyectos en ejecución para poder ir solventando las dificultades o desviaciones que se puedan dar en la práctica y, finalmente, justificar y evaluar los proyectos finalizados para poder extraer las lecciones aprendidas y las buenas prácticas para poder seguir mejorando en nuestro trabajo diario.

¿Cómo es un día “normal” en la Asociación?

 

Para mí un día normal en la Asociación Marroquí comienza a las nueve de la mañana con la rutinaria revisión del correo electrónico para luego repensar las prioridades del día y organizar mis tareas en función de su urgencia. Mi trabajo es relativamente individual, por lo que estoy un poco al margen del ir y venir de las personas en la Asociación y suelo trabajar únicamente con mi ordenador. Algo típico de mi rol es el reajuste continuo de prioridades, porque como la gente que trabaja en lo social sabrá, estas cambian todo el tiempo, por lo que el trabajo bajo presión siempre focalizado en “fechas límite de entrega” es parte de mi día a día. 

Así mismo, otra parte importante de mi trabajo son las reuniones de seguimiento, por lo que casi todos los días me reúno con alguna de las demás compañeras de la Asociación para rápidas evaluaciones sobre la ejecución diaria de los proyectos que están en marcha. 

¿Ya habíais trabajado previamente esta temática o en un proyecto similar?

Si, ya llevo varios años profesionalizándome en este mundillo. En verdad, me considero una persona afortunada, ya que tuve la oportunidad de arrancar mi carrera en terreno, concretamente en Nueva Delhi, India, en donde estuve casi dos años trabajando con una ONGD española a la que, sin duda, le debo gran parte de mis logros profesionales. Después de esa experiencia volví a España, para seguir trabajando con la misma ONGD, pero esta vez formando parte del equipo de Educación para el Desarrollo y Sensibilización, por lo que pude seguir ampliando mis conocimientos. Finalmente destacaría mis últimos años en Bruselas, donde mejoré mis saberes sobre financiación y proyectos europeos, manejo de presupuestos y gestión de entidades no lucrativas.

¿Qué novedades aporta tu paso por la asociación en tu experiencia?

Lo que más agradezco de la Asociación Marroquí a nivel de experiencia es el trabajo centrado en migraciones. Antes de mi trabajo con la asociación, este era un tema que no había tocado mucho, sobre todo en la práctica, por lo que me ha resultado un reto ponerme al día en este campo a la vez que interiorizaba, analizaba y aprendía sobre la situación de la "frontera sur" española. Realidades como la de los Menores Extranjeros no Acompañados y de los Jóvenes Inmigrantes Extutelados era totalmente desconocida para mí y ahora forma parte de mí día a día. Así mismo, el trabajo de Cooperación Internacional se lleva a cabo en la región de Tetuán, Marruecos, trabajando también en la valla de Ceuta, siendo este un contexto muy específico del que aún tengo mucho que aprender. 

Otra de las cosas que han mejorado mi experiencia profesional es el trabajo con la cooperación descentralizada y los fondos de los ayuntamientos y las diputaciones, ya que nunca antes había trabajado con este tipo de proyectos ni de financiadores.

¿Qué es lo que más valoras de tu espacio de trabajo?

 

Lo que más valoro de mi espacio de trabajo son las personas con las que trabajo. Considero que ahora mismo formamos un gran grupo de profesionales, expertas en diferentes ramas de conocimiento que cuando se juntan pueden dar lugar a acciones con alta potencialidad de cambio. Así mismo, el tema de los horarios y la posibilidad de ajustarlos a nuestras necesidades es otra cosa que valoro altamente de mi espacio de trabajo.